miércoles, 1 de agosto de 2018

Estrellas incontables - Ambientación I

En el principio...

Año 2108. El Dr. Tiberuis Crohn tenía su red de laboratorios y fábricas en el norte de Groenlandia. Era un científico terriblemente fanático que provocaba la hilaridad entre sus colegas científicos debido a sus continuas y absurdas afirmaciones.

Gracias a su talento consiguió los componentes y recursos necesarios para establecer su laboratorio en las regiones salvajes de Groenlandia, en una zona afectada por la radioactividad, no muy lejos de la zona de impacto de un misil de la guerra ruso-europea. Dicha radiación enmascaró las peculiares emisiones de sus unidades de prueba. En 2108 su trabajo dio por fin frutos. Crohn había inventado el motor de salto, un motor con el que alcanzar velocidades más rápidas que las de la luz (FTL, "Faster Than Light") que podrían llevar a la Humanidad a las estrellas.

Aún hoy, mil años después, los investigadores siguen preguntándose cómo Crohn logró concebir los cálculos y teorías sobre los que se sustentaba la creación del motor de salto. Las teorías sobre "influencia extraterrestre" fueron desmentidas por los posteriores historiadores del Mandato, pero los rumores de esos "mentores" siguen alimentando las leyendas espaciales.

Algunos de los axiomas y teorías involucrados en el desarrollo del motor de salto asumían ciertas cuestiones sobre la estructura del Universo que hicieron surgir al menos una docena de nuevas religiones en los 200 años siguientes al descubrimiento. El motor de salto era una ventana hacia un universo mucho más vasto y extraño de lo que los científicos habían creído posible.

Mediante un delicado giro gravitatorio del sustrato universal que hay tras cada nave, el motor de salto hacía que ésta fuera "catapultada" a través de un espectro de frecuencias dimensionales. La nave se desvanecía del mundo corriente y "lumínico" para ser impulsada hacia las metadimensiones. Esos rudimentarios reinos de vastas corrientes de energía y masas informes resultaban extremadamente hostiles para las naves que no estaban preparadas, pero sus corrientes gravitatorias podían impulsarlas a velocidades imposibles en el universo mundano. Los objetos con suficiente masa, como las estrellas, proyectan una "sombra" en esas metadimensiones, convirtiéndose tanto en balizas de navegación como en puntos de ancla que permiten el tránsito a través del espectro dimensional. Mientras un motor de salto contara con una estrella para catapultarse y otra como punto de destino, podía discurrir por las corrientes metadimensionales en una vertiginosa carrera a velocidades hiperlumínicas.

El primer viaje a lo largo de una de esas rutas siempre era el más peligroso. Los mapas de las corrientes metadimensionales no estaban trazados y un navegante debía realizar constantes correcciones de rumbo con la esperanza de encontrar una corriente que le pusiera en ruta antes de que la burbuja protectora del motor de salto se rompiera en el entorno metadimensional. 

Una vez se completaba el primer viaje, la ruta seguida podía compartirse con otras naves. Mientras hubiera un tráfico habitual a lo largo de una ruta, cualquier cambio en las corrientes podía registrarse. Sin embargo, si una ruta caía en desuso durante demasiado tiempo, el lento cambio de las corrientes podía hacer que las rutas registradas fueran poco menos que inútiles, por lo que se necesitaba que una valiente tripulación trazara una ruta totalmente nueva.

Crohn anunció su descubrimiento al mundo con el lanzamiento de su laboratorio espacial desde la zona de Groenlandia. Disversas plataformas orbitales de armas intentaron derribarlo, pero el motor de salto dotaba a la nave de una maniobrabilidad anómala que los algoritmos de seguimiento eran incapaces de comprender. Las estaciones de observación de la Tierra siguieron la nave de Crohn hasta el borde del sistema solar, tomando buena nota de su impensable velocidad. En el propio borde del Sistema Solar los sensores detectaron una extraña sobrecarga gravítica; acto seguido, la nave desapareció.

Crohn regresó trece días después, emitiendo una señal de radio que no sólo incluía datos de Alpha Centauri que sólo podían haberse obtenido mediante la observación directa, sino que también incluía los datos necesarios para la construcción del motor de salto. Ambos contenidos no dejaban lugar a la duda: el viejo loco de Crohn realmente lo había conseguido.

Incluso hoy nadie está totalmente seguro de cómo lo logró. Un prototipo de motor de salto necesitaría seis días de viaje metadimensional para llegar a Alpha Centauri y emerger en el espacio mundano. Crohn afirmó que viajaba solo en la nave, pero para ello habría necesitado estar despierto y navegando por una ruta no cartografiada durante seis días seguidos, todo ello sin experiencia previa. El credo que más tarde sería conocido como El Libro del Cielo se refiere a este hecho como "El Viaje a la Noche del Profeta Tiberius" y lo considera el hecho fundacional de su fe.
El propio Tiberius volvió a zambullirse en el metaespacio cuando terminó de enviar su transmisión. Jamás se le volvió a ver. Hasta hoy, se sabe de la existencia de trece sectas religiosas que están convencidas de que se trasladó directamente ante la presencia de Dios como recompensa apropiada para quien abrió el camino a las estrellas.

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