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miércoles, 7 de diciembre de 2016

Campaña de Omertà (XI): Carta para el Afortunado

Bowson & Bowson
Agencia de detectives
Mezz. 1254, 23 St.
Distrito Central
Creekville (OH)

Creekville, 8 de marzo de 1925

Estimado Sr. Manzini,

En atención a su encargo sobre la investigación del Sr. P. M. (CPD), contactamos con usted para notificarle los avances de nuestras pesquisas.

Más allá de la actividad que desde nuestra perspectiva de expertos en el comportamiento social cabría esperar de un hombre empleado, casado y con dos hijas, hemos detectado anormalidades en la conducta del sujeto investigado.

El Sr. M. frecuenta la compañía de la Srta. Minnie Randall, que vive en 4121 de Church St., en el Distrito Portuario. El Sr. M. visita a la Srta. Randall no menos de dos veces a la semana. Acostumbra a subir al domicilio de la joven para, unas dos horas después, salir acompañado de ella y dirigirse a restaurantes y bares clandestinos. De un tiempo a esta parte hemos apreciado que la calidad de los lugares frecuentados por la pareja ha mejorado notablemente, por lo que quizá el Sr. M. cuente con una nueva fuente de ingresos.

Por otra parte, el Sr. M. también visita una vez a la semana una casa de apuestas sita en las traseras del 2397 de Fontain St. del Distrito Central. Dicha actividad suele tener lugar los viernes a primera hora de la tarde, si bien en ocasiones se observa un desvío en esta costumbre, que se desplaza a los jueves o los sábados. No son pocas las ocasiones en que, tras acudir a la casa de apuestas, el Sr. M. se dirige al domicilio de la Srta. Randall.

Quedamos a la espera de sus instrucciones para continuar con nuestras tareas de seguimiento o desistir de ellas.

Siempre a su servicio,  
Mitchell Bowson

lunes, 5 de diciembre de 2016

Campaña de Omertà (X): Guerra en las calles

Nueva entrega de las correrías de los chicos de la Avenida Dropsie (segundo de la nueva temporada), y sin duda uno de los momentos más duros que han tenido que vivir los personajes desde que empezamos a jugar a Omertà. Si quieres juzgar por ti mismo y leer el resto de capítulos de la campaña, puedes hacerlo aquí.

AVISO: si vas a jugar la campaña "Por los viejos tiempos", que acompaña la pantalla de Omertà, te recomiendo que no sigas leyendo. Lo que se relata a continuación bebe en parte de algunos hechos que allí se narran.

Miércoles, 13 de marzo.

Parece que el amanecer trae algo de tranquilidad a la Avenida Dropsie tras la tensa noche pasada, pero nuestros chicos no se duermen en los laureles y se preparan para acabar de una vez por todas con el problema de la banda de la Calle Edmonton. Para ello es condición indispensable hablar con Malone, a quien invitan a tomar un café en el Ojos Azules. Donny alegra la taza del polizonte con un buen chorro de bourbon: «Me vendrá bien: hacer la ronda con este frío es una jodienda».

El Afortunado anuncia a Malone que la banda va a ampliar sus territorios a la Calle Edmonton, pero éste prefiere no conocer los detalles. Se limita a decirles que mientras él saque su tajada poco le importa lo que hagan, si bien le aconseja que no hagan mucho ruido o no podrá mantener al margen a los policías de la comisaría central.

Tras despedir a Malone, el Afortunado hace una llamada a Piero, uno de los hombres de la Familia Panepinto, para comer con él y preguntarle por el Largo, el asesino de Terremoto. Nada más colgar el auricular, Milo entra corriendo en el bar y grita: «¡Pelea en la puerta de la barbería! ¡Venid, rápido!». Hacia allá salen a toda velocidad el Afortunado y Buonanotte, que apenas tienen tiempo para decirle a Donny que avise a los demás muchachos. Éste les sigue hasta la calle, donde grita algunas órdenes a los miembros de la banda que están por allí.


Buonanotte dejando las cosas claras
Al entrar en la Calle Taylor, el Afortunado y Buonanotte ven cómo dos chicos de Milo están enzarzados en una pelea con otros dos tipos, que parecen ser de la Calle Edmonton. En pocos momentos se forma una gran pelea a la que se unen varios chicos de la Avenida Dropsie, de la Calle Taylor y también de la Calle Edmonton. El Martillo hace honor a su apodo y pronto deja fuera de combate a varios de los atacantes, que finalmente, gracias también a la superioridad numérica, pronto son neutralizados. 

Poco dura la alegría de la victoria, ya que alguien llega corriendo desde la Avenida Dropsie y da la mala noticia: ¡el Ojos Azules está en llamas! Todos corren hacia allí mientras los chicos de la Calle Edmonton son recluidos en la trastienda de la barbería.

Al llegar, las llamas salen violentas por la cristalera rota del bar. Se oyen gritos de vecinos que piden que alguien llame a los bomberos. Al parecer, Donny sigue dentro. El Labios, que estaba vigilando, explica brevemente lo ocurrido: dos tipos, probablemente de la Calle Edmonton, rompieron los cristales con un ladrillo y a continuación lanzaron un par de cócteles molotov al interior del local. Él intentó repeler el ataque disparándoles, pero no lo logró. Eso sí, cree haber herido a uno de ellos. En ese instante la puerta del bar se abre, dejando salir una enorme nube de humo tras la que surge Donny, con la ropa humeante y el rostro tiznado por el humo. Cae de rodillas ante su negocio, llorando de impotencia. Fundido a negro.

Cuatro son los tipos de la Calle Edmonton que están retenidos en la barbería. El Afortunado, Buonanotte y el Alambres, que han pagado a Leo Gavini para que les deje el local durante unas horas, los interrogan. No se muestran muy cooperativos, pero uno de ellos, el mismo que fue más desafiante cuando Matty Ferrara se llevó un puñetazo de Buonanotte a la puerta de la barbería, sigue con su actitud altiva. Se niega a contar nada y escupe sobre el zapato del boxeador, quien se quita con calma la chaqueta, se remanga la camisa y empieza a propinarle una paliza que le deja moribundo. Ante tal violencia, uno de los chicos de la Calle Edmonton se ablanda y decide cooperar.


Fabio Ginese
Mickey Dinaro, pues así se llama este joven, afirma que la culpa de todo la tiene Fabio Ginese, primo de Matty Ferrara llegado de Chicago hace un par de meses. Parece ser que Fabio convenció a Matty de que podían hacer cosas grandes en el barrio y le convenció para intentar extender su área de influencia a la Calle Taylor, empezando por la barbería de Leo Gavini. La idea de quemar el Ojos Azules, no obstante, fue de Matty, que quería tanto vengarse de los chicos de la Avenida Dropsie por haberle dejado en ridículo (Buonanotte le noqueó con un único puñetazo en plena calle) como ajustar viejas cuentas con Donny. Fabio le apoyó; no así tres miembros de la banda, que se oponían a actuar de esa manera contra los chicos de la Avenida. Creían que era un bocado demasiado grande para la banda. Aunque al principio se muestra reticente, Mickey da al Alambres la dirección de uno de ellos para que confirme la historia.

Mickey cuenta una cosa más con tal de salir con vida y evitar que le pase nada a su famillia: al parecer Fabio vino de Chicago huyendo de ciertos problemas con la banda del mismísimo Al Capone. Esta información seguro que resulta valiosa para los chicos de la Avenida, ya que podría ayudarles a ganar puntos ante la Familia Panepinto, si comparten con ellos la historia de Fabio, o ante el propio Capone.

¿Qué hacer? Mientras uno de sus hombres vigila a los prisioneros en la trastienda, el resto del grupo discute en la barbería qué hacer. El Afortunado se muestra cauteloso, mientras que Buonanotte dice que ha llegado el momento de dejarse de chiquitas y de pensar a lo grande. El consejo del Alambres ayuda a tomar la decisión: buscarán a Fabio para, una vez lo tengan bajo su control, decírselo a los Panepinto. Sólo hace falta encontrarle a él y a Matty. Cuando preguntan a Mickey dónde están, éste les dice que no lo sabe, pero que suelen visitar un prostíbulo cerca de la Calle Wilson. Les da la dirección. Los chicos de la Avenida Dropsie ya tienen por dónde empezar a buscar.
Bombero intentando salvar el Ojos Azules

De vuelta al barrio, la calle está tomada por policías y bomberos. Donny está sentado en el bordillo frente a su bar, callado, ignorando a quienes se acercan a intentar consolarlo. Sólo reacciona cuando el Afortunado se sienta a su lado y le promete venganza. Logran llevarlo al Dropsie's para decidir entre todos cuáles serán los pasos a seguir

El speakeasy apenas se ha visto afectado por las llamas, así que la banda no lo ha perdido todo. Allí deciden alquilar un local pequeño y discreto cerca del río para liquidar este asunto; Perro Loco y el Labios se van para buscarlo. Unos minutos después, llaman a la puerta del Dropsie's. Se trata de Malone, que transmite a la banda, especialmente a Donny, su pesar por lo ocurrido. Informa a la banda de que la policía estará bastante presente en el barrio en los próximos días, ya que varios testigos dicen haber escuchado disparos; quizá por ello sería buena idea que el local no abriera hasta que las cosas se calmen.

Buonanotte se acerca al taller de Joe para hacer una llamada al gimnasio de Tony y excusarse por no ir a entrenar en un par de días porque está, ejem, enfermo. El entrenador se enfada bastante. Grita a Buonanotte: «¡Me tienes harto!» y le cuelga.

Antes de ir al prostíbulo en busca de Matty y Fabio, el Afortunado, Buonanotte y el Alambres van al Panepinto's para comer con Piero. Mientras todos (especialmente Buonanotte) se deleitan con los espaguetis con albóndigas que hay en el menú, el hombre de los Panepinto les confirma que el burdel no está controlado por la familia, pero que dada su ubicación, cerca de la Calle Wilson, es probable que forme parte del tinglado de los irlandeses; Piero les recomienda tener mucho cuidado: «Esos irlandeses están todos mal de la cabeza. A saber lo que podrían hacer si les tocáis las narices en su propia casa». En otro orden de cosas, dada la destrucción del Ojos Azules, a partir de ahora si se necesita algo de los chicos de la Avenida Dropsie el contacto se hará llamando al taller de Joe. Respecto a los pagos de la banda, a partir de ahora se realizarán en el Panepinto's los lunes por la mañana. Tras despedirse de Piero, los tres muchachos de la Avenida Dropsie regresan a su barrio, haciendo de camino un par de paradas para, con vistas a la tarea que se les presenta, comprar un par de sacos grandes de cemento y una botella de éter.


Manzana del almacén
Toda la banda se reúne en el Dropsie's. Perro Loco y el Labios informan de que han encontrado un almacén pequeño y en un sitio tranquilo, en los límites del Distrito Portuario, a escasos 30 metros del río, por 20$ a la semana. Por su parte, el Afortunado pone al día a los demás respecto a lo que Piero les ha contado. Elaboran el plan: el Afortunado, el Alambres y Buonanotte irán al prostíbulo con la furgoneta de Guido para cargar en ella a Matty y Fabio, para a continuación recoger los cuerpos de la barbería y trasladar a todos al almacén, mientras que Donny se ofrece para llevar hasta allí el taxi y así poder regresar al barrio.

Ojos Azules no pierde el tiempo. Recoge el taxi en el taller de Joe, lo aparca frente a su casa -al pie de los restos calcinados de su bar- y sube a su apartamento. A los pocos minutos baja con algo alargado envuelto en una manta; parece la sospechosa forma de una escopeta. Cuando uno de los hombres de la banda se lo cuenta al Alambres, éste sospecha de que quizá Donny quiera adelantarse a los planes y haya decidido ir solo al prostíbulo. Él, el Afortunado y Buonanotte se dirigen de inmediato a casa de Guido para pedirle las llaves de la furgoneta y a renglón seguido se dirigen a la casa de citas.

Cuando llegan a la tercera planta del edificio ven la puerta del negocio abierta y un cuerpo en el suelo. Se trata de un hombre pelirrojo con pinta de matón, pero respira; parece que simplemente está inconsciente, probablemente debido al fuerte golpe que parecen haberle propinado en la mandíbula. Más allá del recibidor se oyen sollozos: dos chicas, ligeras de ropa, están sentadas en el sofá de un salón, llorando e intentando consolarse mutuamente. Los tres chicos de la Avenida Dropsie se aventuran por el pasillo, repleto de puertas que dan a habitaciones donde hay más chicas sollozando y hablando con gran nerviosismo. En una de las habitaciones, aún en la cama, está el cuerpo de Matty con un gran boquete abierto en el pecho. Junto al lecho hay una chica desnuda que llora en silencio. En la última habitación se encuentra Donny, de pie a los pies de la cama, encañonando a su único ocupante: Fabio.


"Asegure sus transportes
con Éter Mallinckrodt"
Donny les cuenta lo ocurrido. Explicó al irlandés de la entrada que no quería causar problemas, que sólo venía a ajustar cuentas con alguien. Como no atendió a razones, tuvo que dejarlo fuera de juego con un culatazo de la escopeta. A continuación fue habitación por habitación hasta que encontró a Matty, con quien saldó por fin las viejas cuentas pendientes, y luego a Fabio, a quien mantenía retenido a la espera de que llegaran sus amigos. «Sé que no ha sido lo más prudente, pero era algo que tenía que hacer». 

Temiendo que los irlandeses puedan molestarse por lo ocurrido, el Alambres deja una nota (Por los problemas causados) y 200$ en el bolsillo del irlandés para que los encuentre al despertar.  Utilizan el éter para dormir a Fabio, lo visten y lo bajan a la furgoneta fingiendo que está borracho; también trasladan el cuerpo de Matty envuelto en una manta. Cruzan los dedos para no llamar demasiado la atención. También emplean el éter para dormir a los chicos de la Calle Edmonton que aguardan en la barbería de Leo y cargarlos en la furgoneta; Milo se encargará junto con sus chicos de limpiarlo todo.

Por fin, a media tarde los miembros más importantes de la banda se reúnen en el almacén recién alquilado: el Afortunado, Buonanotte, el Alambres, Perro Loco y el Labios. Los supervivientes de la barbería están colgados del techo como si de sacos de boxeo se trataran. Buonanotte entrena con ellos, excepto con Mickey, que se mostró colaborador. Le acaban diciendo que nada le pasará a su familia y que su muerte será rápida, no como la del resto de desgraciados. Tampoco aleccionan a Fabio, ya que si la historia de Chicago es cierta vale más vivo que muerto. Al menos de momento. Finalmente éste acaba despertando y le interrogan para averiguar si es verdad lo que Mickey les ha contado sobre su huida de Chicago, pero se cierra en banda; no sabe muy bien cómo salir de ésta, pero está seguro de que si confiesa es hombre muerto.

El Afortunado llama desde la cabina del primer bar que encuentra, a cinco minutos en coche del almacén, al Panepinto's. Habla con Frank, el camarero, y concierta un encuentro con Boldini. El sottocapo les recibe pocas horas después en la trastienda del restaurante y escucha la historia de lo ocurrido de boca del Afortunado. Bodini toma algunas notas y afirma que hará algunas llamadas a Chicago para confirmar. A renglón seguido viene el rapapolvo por haberse arriesgado a abrir la caja de los truenos con los irlandeses, motivo por el que aconseja a los chicos extremar precauciones en los próximos días y hablar con él antes de meterse en líos, que además pueden perjudicar a los Panepinto, con gente tan peligrosa. Al salir del Panepinto's, Buonanotte se lleva un plato de la deliciosa lasaña que Frank acaba de preparar. Tras regresar al almacén para informar al resto de la banda, finalmente allí se quedan el Afortunado, Buonanotte y el Labios. El Alambres, Donny y Perro Loco vuelven al barrio en el taxi.

Al día siguiente, el Alambres hace algunas llamadas a clientes del banco en que trabaja; son personas dedicadas a los negocios inmobiliarios que podrían tener un almacén que usar de manera permanente, aunque siempre dice que quien busca el local es otro cliente del banco. El Sr. Wesson, uno de quienes reciben la llamada del Alambres, dice tener un par de cosas que podrían ajustarse a las necesidades de quien busca el local.

Caraniño se pone en contacto con el Labios: han llamado de parte de Boldini al taller de Joe. El apostador va en taxi hasta el almacén para informar al jefe y llevarle hasta el Panepinto's junto con Buonanotte. En la trastienda del restaurante les espera Boldini, que les sirve unos whiskys (una cortesía que jamás hasta ahora había tenido con ellos). Al parecer la historia de Fabio se confirma y la gente de Chicago visitará el almacén en los próximos días para ocuparse del asunto. Hasta entonces, los chicos de la Avenida Dropsie deben custodiar al incauto. Este favor hecho a la organización de Capone puede resultar de mucha utilidad a los Panepinto, cosa que Boldini agradece a los muchachos. Brinda con ellos por la Avenida Dropsie y por un halagüeño porvenir.

Esa noche la banda liquida a todos los prisioneros que quedaban con vida y les pone zapatos de cemento a todos los cuerpos para a continuación arrojarlos al río Maumee. El día siguiente transcurre tranquilo. Buonanotte vuelve al gimnasio, donde Tony le echa una buena reprimenda y le amenaza con dejar de entrenarlo si no se lo toma en serio.


Fischetti
Al día siguiente, llaman a la puerta del almacén. Lo hacen dos tipos grandes, vestidos con traje, gabardina y sombrero. «¿Signore Manzini?». El Afortunado se presenta e invita a pasar a los hombres, que en lugar de hacerlo se echan a un lado para dejar pasar a un tipo de media altura y cara de buena persona; se trata de Charlie Fischetti, encargado de ejecuciones de la banda de Capone. Les llevan ante Fabio; Fischetti saca del bolsillo interior de su gabardina una foto y tras compararla con el rostro del tipo que está maniatado y amordazado en el suelo, se dirige a los chicos de la Avenida Dropsie: «¿Serían tan amables de dejarnos un momento a solas con el señor Ginese?». Todos salen del almacén, en cuyo interior se quedan los dos matones y Fischetti. Apenas tres segundos después de cerrar la puerta, desde el interior se oye un único disparo. La puerta se abre de nuevo, y Fischetti y sus dos hombres salen a la calle. Fischetti se dirige al Afortunado: «Nosotros hemos terminado aquí. Le agradecería mucho que se encargara del... bulto que les dejo ahí dentro». 

Esa misma noche, un nuevo cuerpo se une a los que ya empiezan a pudrirse en el fondo del Maumee.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Campaña de Omertà (IX): Vuelta a las andadas

Nuevo capítulo de las aventuras de los chicos de la Avenida Dropsie, que además es el primero de la nueva campaña; de ahí la elección del título. Si te apetece, puedes acceder a los resúmenes de las demás partidas aquí.

Debes tener en cuenta que hace la friolera de cuatro años que jugamos por última vez en la Avenida Dropsie. Hemos tenido que hacer entre todos los jugadores un buen ejercicio de memoria, y eso que conservo las notas que tomo durante las partidas. Por eso es posible que el arranque de esta segunda temporada sea áspero en algunos aspectos. De hecho, al principio de la sesión tuvimos que especificar algunas cosas que se quedaron en el aire en su momento, o que simplemente hemos olvidado. Así, puedes encontrarte con alguna contradicción, baile de datos o cuestiones que en las anteriores aventuras no se trataron pero ahora están ahí (como las visitas de los lunes de Roberto Panepinto). Cuestiones menores, en cualquier caso, y que nos han ayudado a retomar la campaña con cierta agilidad y pocos, espero, fallos de raccord. Aun así, mis disculpas.

AVISO: parte de lo acontecido en este capítulo, y muy probablemente en los venideros, está inspirado (o directamente extraído) en "Por los viejos tiempos", la campaña que acompaña la pantalla de Omertà. Si tu intención es jugarla, mejor que no sigas leyendo.


Ilustración de la pantalla de Omertà


Lunes, 11 de marzo de 1925.

Tras un fin de semana en que el Dropsie's ha funcionado bien para ser un negocio recién inaugurado, los chicos preparan los sobres para hacer sus pagos.


El agente Paddy Malone
Malone, el policía del barrio, pasa por el Ojos Azules a primera hora de la mañana deseando echarle el guante a su parte. Y lo hace descarado, sin ningún tipo de disimulo o discreción. El sobre que le entregan es bastante abultado, y escuece bastante a los chicos hacer un pago tan generoso al polizonte: nada menos que 255$. Antes de que se vaya, el Alambres le pregunta sobre la detención del Afortunado unas semanas atrás. Malone asegura que no sabe nada: «Pensad que a mí tampoco me interesa que os ocurra nada malo, muchachos: mientras os vaya bien, me irá bien», comenta mientras se palpa ostensiblemente el sobre guardado en el bolsillo interior de su uniforme. Se compromete a hacer alguna averiguación al respecto.

El otro pago es para Don Panepinto. No son pequeñas las deudas que tienen con él, pero como gesto de buena voluntad Don Gaspare no va a pedirles intereses por estos dos préstamos. Uno de ellos es la fianza de 3.000$ que se abonó para que el Afortunado fuera liberado tras su detención, mientras que el otro son 500$ que se invirtieron en el acondicionamiento del Dropsie's (más otros 500$ que adelantó el Afortunado). Además, tienen que abonar a la familia su parte del negocio del local: un 5%. En total, 340$. Quien viene a recoger el pago es Roberto Panepinto. Los chicos habían oído hablar ya de Roberto. Don Gaspare lo recogió en la calle cuando era un niño y lo cuidó, hasta el punto de hacerlo su ahijado y darle su apellido.


Roberto Panepinto
A media mañana entra en la Avenida Dropsie un Chrysler Coupé que hace bastante ruido y llama la atención de los transeúntes. Aparca justo enfrente del Ojos Azules y baja del coche un joven, vestido con un traje elegante y de calidad, que se acerca con rapideza la puerta del copiloto. Al abrirla desciende del vehículo una joven alta, estilizada, con su pelo moreno cortado a lo garçon y una radiante sonrisa en la cara. Levantan la mirada para leer el rótulo que hay sobre la puerta del Ojos Azules y entran en el local, donde se encuentra casi toda la banda. Roberto Panepinto, pues de él se trata, se dirige a Donny, que está tras la barra, y pregunta por Mr. Mancini. El camarero señala con sus mejores modales la mesa donde están los muchachos. Hacia ella camina Roberto mientras su acompañante acepta el café que le ofrece Donny.

Tras las presentaciones, el Afortunado y Roberto charlan unos instantes en la trastienda del café. El sobre cambia de manos y se cruzan algunas palabras cordiales. El afortunado aprovecha para preguntar a Roberto por el Largo, un hombre de Moretti a quien se la tiene jurada por haber acabado con la vida de Terremoto Marconi. Roberto se encoge de hombros y da a entender que no está muy metido en los negocios de la Familia ni tampoco conoce a los enemigos de ésta.


Giulia Tivolino
Mientras, Buonanotte ha fijado su atención en la guapa chica que espera en la barra. Se acerca a trabar conversación con ella, no sin que el Alambres le lance una mirada de advertencia. La joven se llama Giulia Tivolino y es la novia de Roberto. Ella y Buonanotte mantienen una charla agradable pero breve, ya que los negocios de la trastienda se despachan con rapidez. Sin embargo, el púgil italiano ha tenido tiempo para quedar un tanto encandilado por esta hermosa ragazza que aún no ha viajado a la tierra de sus padres y que tiene una sonrisa más bella y grande que el estrecho de Mesina. Roberto se despide con breves gestos de todos los miembros de la banda y Giulia les dedica una última sonrisa antes de que el Chrysler arranque y se aleje ruidoso.

Tras liquidar las obligaciones semanales, el Afortunado contacta con Paolo Alba, su conocido taxista, para pedirle que le preste durante una semana su licencia. La intención es que el Alambres, ayudado por el Afortunado, haga una copia para poder usar el coche robado a los Moretti sin que pueda haber problemas con las autoridades. Alba se muestra cooperativo pero preocupado, ya que trabajar durante una semana sin licencia puede resultar peligroso. La banda le paga 20$ para que se tome una semana de vacaciones y así evitará problemas.

Martes, 12 de marzo. Día de cobro. Buonanotte madruga como de costumbre para correr. Bordea el Distrito Central hasta llegar a Oak Park, donde da una vuelta y regresa al barrio. Mientras, el Labios acude a la casa de apuestas que ya visitara unas semanas atrás. Estudia el funcionamiento del negocio y aprovecha para hacer una apuesta un tanto arriesgada. Tras analizar los resultados de las carreras de caballos de las últimas jornadas, decide apostar por Jeremy, un joven caballo entrenado por un jockey experimentado que ha ganado sus últimas carreras. Se juega 20$ a Jeremy como ganador en la carrera de la noche; por desgracia para el Labios, horas más tarde el caballo llegará segundo a la línea de meta.

Cuando Buonanotte regresa de su ejercicio matutino, se reúne con el Afortunado, que toma un café en el Ojos Azules. Junto con Milo Ricci, líder de la banda de la Calle Taylor, empiezan la recaudación por dicha calle. Tras el pequeño inconveniente vivido con el frutero, Harvey Miller, la recaudación va como la seda hasta que llegan a la barbería de Leo Gavini. El italiano se muestra muy nervioso. Las manos le tiemblan, su tez está pálida como la espuma de afeitar sobre la cara del único cliente en el local y tartamudea cuando habla con los muchachos:

-Di-discúlpenme, caballeros. Estaría encantado de p-pagarles ahora mismo la tarifa, pe-pero me resulta completamente imposible hacerlo. P-por favor, vuelvan mañana, les juro por lo m-más sagrado que mañana por la m-mañana podré pagar. Se lo r-ruego, sean comprensivos...

El Afortunado y Buonanotte cruzan miradas y acceden a retrasar el cobro un día, pero advierten muy seriamente a Leo de que a la mañana siguiente deberá pagar, sin prórroga posible. El barbero se muestra agradecido y aliviado; parece que vuelve a respirar tranquilo.

Sin más incidentes, el trío de cobradores se dirige a la Avenida Dropsie para recaudar allí su impuesto. Sin embargo, antes de abandonar la Calle Taylor el Afortunado ve por el rabillo del ojo algo que le llama la atención de pura casualidad y dirige su mirada hacia la barbería para ver cómo tres chicos de unos 20 años y aspecto de pandilleros entran en el local. Algo le da mala espina y decide volver sobre sus pasos junto con sus compañeros.


Una barbería similar a la de Leo Gavini
Efectivamente, cuando llegan de nuevo a la barbería pueden ver cómo los tres jóvenes han rodeado a Leo, que vuelve a temblar como un flan, y el que parece el cabecilla le habla con tono amenazante: «¡... así que si sabes lo que te conviene, ya sabes lo que tienes que hacer!».

Los chicos de la Avenida Dropsie ven la cosa clara y saben lo que tienen que hacer. Justo en ese momento salen los tres jóvenes de la barbería y se topan en la acera con Buonanotte, el Afortunado y Milo. No se lo esperaban y tampoco tienen tiempo para reaccionar: Buonanotte descarga un tremendo puñetazo en la mandíbula del primero de ellos, que se eleva unos centímetros sobre el suelo y aterriza inconsciente en el suelo. Uno de sus compañeros corre a auxiliarlo, mientras que el tercero se mete la mano en el bolsillo en busca de la navaja pero no la llega a sacar, porque el Afortunado le señala con el dedo: «Llevaos a ese despojo de aquí y no se os ocurra volver». Arrastran a su compañero en dirección a la Calle Edmonton mientras uno de ellos, el que estuvo a punto de sacar el pincho, les mira con desprecio para a continuación escupir en el suelo.

Los chicos de la Avenida Dropsie entran a la barbería e invitan a Leo a tomar algo para calmarse en el Ojos Azules, y éste accede pese a dejar en la calle a un cliente a medio afeitar. Ya en el bar, les cuenta que los chicos de la Calle Edmonton se presentaron hace un par de días para ofrecerle protección a cambio de una cuota muy baja. Como le amenazaron con matar a su familia y no quería tener problemas, aceptó; su idea era pagar tanto a los chicos de la Calle Edmonton como a los de la Avenida Dropsie. El problema es que la barbería no da tanto dinero. El Afortunado le tranquiliza diciéndole que nadie hará daño a su familia y que ya está pagando por protección, así que van a protegerle.


Milo Ricci, líder de la Calle Taylor
Mientras Leo acaba su té, el Afortunado, con el ceño fruncido ordena a Milo que haga venir al Ojos Azules a todos sus chicos. El chaval sale corriendo del Ojos Azules y un rato después regresa con sus compinches, que por sus rostros ya saben la reprimenda que les espera. Tras unos cuantos bofetones en la trastienda y la promesa por parte de los chicos de que van a empezar a tomarse en serio su trabajo, Milo se compromete ante el Afortunado y Buonanotte a vigilar más de cerca a sus hombres y evitar que algo parecido vuelva a pasar. El Afortunado le ordena que ponga guardia las 24 horas frente a la barbería y el portal del barbero.

Al parecer, quien se ha llevado el puñetazo de Buonanotte es Matty Ferrara, líder de los chicos de la Calle Edmonton. Milo les cuenta lo poco que sabe sobre él: rápido con la navaja («No lo suficiente», como apunta el boxeador), agresivo y peligroso. Nunca nadie se le ha enfrentado.

Quien sabe alguna cosa sobre Matty es precisamente Donny, ya que hace unos años tuvo un enfrentamiento con él que por suerte no llegó a mayores. Ambos procuran que sus caminos no se crucen y eso parece bastar. Donny les da la dirección de la casa de sus padres (en la Calle Edmonton, claro) y les cuenta poco más. Pero sobre todo deja claro que Matty es un chico inteligente, violento y vengativo. Seguro que tomará medidas contra ellos, pero será cuidadoso al planearlas.

Ante esta perspectiva, la banda se pone en guardia. Todos los miembros se reúnen en el Ojos Azules, donde empiezan a prepararse para lo que parece una guerra inminente. El Alambres y Caraniño se dan una vuelta por Edmonton para ver si están tramando alguna cosa. Parece que, aparte de unos ocho chicos desplegados como vigilantes a lo largo de la calle, todo está tranquilo.

La banda decide concentrarse en el Dropsie's por si ocurre algo durante la noche. Dejan dos puestos de guardia y se van turnando para evitar ataques por sorpresa. Es precisamente en el turno de vigilancia del Labios que éste ve cómo se acercan dos figuras por la calle desierta. Se paran a la altura de la Calle Taylor, donde parecen intercambiar unas palabras y deciden girar para tomar ésta. El Labios se percata de que los bolsillos del abrigo de uno de esos individuos están extrañamente abultados, pero no logra hacerse una idea de qué puede contener en ellos. Da el aviso a los demás, que salen a toda prisa del Dorpsie's. Tardan bastante en tomar una decisión, y los sospechosos avanzan por la Calle Taylor con cuidado, pues allí hay dos compañeros de Milo, haciendo guardia ante la barbería. Tras unos instantes de tensión, los chicos de la Avenida Dropsie deciden echar a correr tras los dos hombres, que ya han llegado a la altura de la calle Edmonton mientras mantenían a la vista a los chicos de Milo. 

Los chicos de la Avenida Dropsie han tardado demasiado en decidir qué hacer: cuando doblan la esquina de la calle Edmonton, de los dos individuos ya no hay ni rastro.

Campaña de Omertà (VIII): Nuevas incorporaciones

Creekville a principios de los años 20
Como sabes, hemos retomado la campaña de los chicos de la Avenida Dropsie (puedes leer todo sobre ello aquí). Como hace cuatro años que jugamos la primera parte, hay algunos jugadores que ya no están en la campaña y otros que se han incorporado. De esta manera, los personajes Dino "Perro Loco" Coratello y Andrew "El Dandy" Casotto han pasado a ser PNJ de manera definitiva. En cuanto a los personajes Donny "Ojos Azules" Bratelli y Joe "El Labios", se convierten en PJ flotantes, es decir, que en principio serán PNJ pero si los jugadores que los llevaron en su día pueden pasarse a jugar alguna sesión, usarán sus antiguos personajes.

Por otra parte, tenemos dos nuevas incorporaciones: Mauro "El Alambres" Castrogiovanni y William "Caraniño" Zanetti. Te los presento.

Mauro "El Alambres" Castrogiovanni
Empleado de banca larguirucho y escuálido (de ahí su apodo). Agradable a la vista y siempre bien arreglado, se encarga de llevar las cuentas de la banda y de algunos trabajitos de falsificación.

Mauro se crió en el barrio junto con su hermana Francesca. Como nunca se le dieron bien los deportes, se dedicó a los libros. Estudió finanzas por su cuenta. Dado que por su origen humilde era complicado encontrar un trabajo decente, se alistó al ejército para luchar en la Gran Guerra. Pasó casi todo el servicio destinado a Intendencia y allí conoció a un oficial con el que congenió y que, al regresar de Europa, le recomendó para un puesto en un banco. 

Al casarse con Annetta y tener a su hijo Vinnie hace tres años, decidió que le vendría bien tener más ingresos, por lo que empezó a hacer trabajillos para un conocido del barrio: el Afortunado. Uno de esos trabajos salió mal y acabó llevándose un tiro en el estómago que aún hoy le provoca fuertes ardores y molestias. Estuvo a punto de irse al otro barrio y desde entonces ha evitado las tareas más peligrosas.

Mauro tiene una hermana llamada Andrea.


William "Caraniño" Zanetti

Joven promesa del béisbol de cuerpo fuerte cuyas suaves facciones, y quizá también cierta candidez que ha demostrado en alguna ocasión, le han valido el apodo. Hace trece meses que su padre se largó sin decir nada sobre la deuda de 1.300$ que tenía con la familia Moretti. Los matones amenazaron a su madre con violarla, torturarla y matarla si no devolvía hasta el último centavo. Cuando William se enteró, les dio todos sus ahorros como adelanto y ahora les paga todas las semanas lo poco que gana trabajando en el taller de Joe.

La situación económica de la familia es desastrosa, por lo que desde hace poco William ha empezado a trabajar para la banda del Afortunado. Mientras, sigue entrenando duro para algún día llegar a ser alguien en el mundo del béisbol.

jueves, 10 de noviembre de 2016

Campaña de Omertà (VII): Lecho de espinas

Y último capítulo de la primera minicampaña protagonizada por los chicos de la Avenida Dropsie. Puedes leer todas las correrías de estos muchachos aquí.


Sábado, 18 de febrero de 1925.

Nuevo medio de transporte del Afortunado.
Por la mañana, cuando el Afortunado sale de casa, en el descansillo están esperándole unos cuantos polis que le detienen y le requisan la pistola que llevaba encima. Le esposan y le bajan a la calle, donde verá al agente Malone que parece observar con sorpresa lo que está pasando. Entran al Afortunado en un coche de la policía y se lo llevan a la Comisaría CentralUna vez allí, el Afortunado es fotografiado de frente y de perfil, y le hacen tocar el piano (le toman las huellas dactilares). Le encierran y unas cuantas horas después le dejan hacer una llamada.

Los demás miembros de la banda se reúnen en el Ojos Azules preocupados y deciden llamar a Boldini para pedirle ayuda. Éste se hace cargo de todo, aunque recuerda a los muchachos que deberán hacer frente a los gastos de la fianza si hay que pagarla, aunque no tiene problemas en adelantar el dinero. Una hora después, Caetano Balestro, consigliere de los Panepinto, se presenta en la Comisaría para defender a su cliente y pagar la fianza. Ya en la calle, Balestro aconseja al Afortunado que no se meta en líos durante una temporada.

Una vez reunida la banda, todos se dirigen al Dropsie’s para hablar sobre lo sucedido. Antes de llegar se encuentran con Malone, que se acerca a ellos y les dice que no sabe por qué han detenido al Afortunado.

La banda envía al Labios y a Buonanotte al escondite de Steiner en el Distrito Jurídico para averiguar si está tras la detención del Afortunado; el judío logra convencerles a duras penas de que no tiene nada que ver con el asunto. Aprovechan para quedar el lunes a las 11:00 para ir a asaltar una lechería que paga a la familia Moretti.

Milo, el cabecilla de los chicos de la Calle Taylor, aparece por el barrio para entregar a Buonanotte el puño americano que estaba buscando. Mientras tanto, el Afortunado compra una pistola para reemplazar la que le requisó la policía al detenerle.

Por la tarde, el Labios se pasa por una casa de apuestas y pierde algo de dinero. Aprovecha para ofrecerse como empleado al corredor de apuestas, asegurando que sabe mucho del mundillo y que podría hacerle ganar mucho dinero. El jefe del local le dice que de momento anda bien de personal, pero que tendrá en cuenta su oferta si necesita más gente.

Esa misma tarde, Buonanotte visita a Luca en la Penitenciaría Estatal de Iowa. Le cuenta que su madre no acepta la pasta; Buonanotte propone fingir que es Terremoto quien envía el dinero por correo.

El domingo, el Afortunado va a misa y después va a confesar. Lleva una buena caja de puros para regalársela al padre Domenico. Éste se muestra menos cortante, aunque aconseja al Afortunado que él y sus chicos dejen la mala vida.

Lunes por la mañana. Malone, el policía que patrulla el barrio, cobra de manos del Afortunado su comisión. Buonanotte y el Labios van al aparcamiento del Mount Builders Stadium, donde habían quedado con Steiner para ir a atacar la lechería. Dejan que él llegue antes y echan un vistazo para ver que nadie le ha seguido. Parten hacia su objetivo. En un paso de peatones pasa delante de ellos el tipo con la cicatriz en la cara que ametralló el Panepinto's Bar (un hombre de Moretti). Un coche les sigue; dan muchas vueltas para despistarlo hasta que lo consiguen, pero el asunto no les da buena espina y deciden dejar el ataque para el miércoles. Quedan con Steiner para ese en el mismo sitio a las 9 de la mañana.

¡Extra, extra!
En el periódico del lunes se publica que el domingo ha aparecido un nuevo muerto. El Afortunado y el Labios dan una vuelta por allí para ver si averiguan algo, aunque sin resultados. Según el periódico, el cádaver posiblemente no murió donde fue encontrado y parece que la policía empieza a barajar la hipótesis de un asesino en serie.

Milo Ricci acude al Ojos Azules junto con todos los chicos que quieren trabajar para los muchachos de la Avenida Dropsie; en total son 27 voluntarios muy jovencitos (incluido algún niño). Nuestros protagonistas se quedan con los seis más importantes y mayores.
Los martes son días de recaudación, y en esta ocasión hay que empezar a cobrar en los negocios del recién ampliado territorio de la banda: la calle Taylor. El primer negocio no quiere pagar; Buonanotte se "despide" con un puñetazo y le salta una muela al encargado. Otro en el estómago y el tío cede y paga. En los demás negocios se viven escenas más o menos parecidas. Al fondo de la calle, el frutero (Harvey Miller) empieza a recoger la mercancía y cierra las puertas antes de que los chicos de la avenida Dropsie lleguen. Éstos intentan forzar la entrada con una navaja; se percatan de que la gente les está viendo, así que deciden regresan a casa con intención de visitar de nuevo al frutero mañana. Dejan una señal de la visita: una navaja clavada en la puerta de madera de la frutería.

Esa noche, el Labios acude a la partida del Panepinto’s. Juega, apuesta y sale comido por servido.

El miércoles por la mañana, la banda visita por sorpresa al frutero de la Calle Taylor. Buonanotte le propina dos buenos derechazos y el comerciante acaba pagando. Después salen zumbando para llegar a la cita con Steiner.

En los días previos, la banda ha reflexionado sobre los riesgos de colaborar con Steiner. Deben seguir haciéndolo, pues Don Panepinto se lo ha pedido, pero creen que deben dejar pasar un tiempo prudencial para que las cosas se calmen un poco (detención del Afortunado, acciones en la Calle Taylor…). Así pues, le dicen a Steiner que van a dejar pasar unos días antes de volver a actuar. Quedan con él el lunes de la semana que viene, 26 de febrero, para ir a esa dichosa lechería.

La noche del sábado 2 de marzo hay dos grandes acontecimientos para la banda. Por una parte, Buonanotte combate por primera vez en una de las veladas del gimnasio de Tony, ganando con contundencia a su rival. Tony le presenta a un ojeador y promotor de combates llamado Jimmy Nolan. Éste le felicita por el combate y le dice que si sigue haciendo las cosas igual de bien contará con él para el circuito del campeonato del mundo de los pesos pesados.

¿La entrada al Dropsie's?
Por otra parte, esta noche se inaugura el Dropsie’s. Los miembros de la banda han corrido la voz en el barrio y acuden unas cuantas personas. Nada del otro mundo, pero podría ser peor. Lo cierto es que los vecinos son gene humilde que no tiene mucho dinero que destinar al ocio, motivo por el que los miembros de la banda deciden promocionar su negocio más allá del barrio. Se hace una estimación del consumo de whisky en el local: 5 cajas cada fin de semana. De momento pueden contar con el alijo obtenido de los judíos (inicialmente, 24 cajas); cuando se les acabe, la familia Panepinto podrá proveerles de alcohol.

El Afortunado no está nada contento con la mordida que Malone exige a la banda (el dinero habitual más el 25% de los beneficios del Dropsie’s), así que decide contratar a un detective de otro distrito para obtener información sobre el polizonte con la que poder intimidarle. Le cobran 30$ y le prometen alguna información para la semana que viene. Mientras tanto, Malone cobra religiosamente el lunes.

Nuevo martes, nuevo día de cobro. Los chicos no tienen ningún problema para cobrar en la Avenida Dropsie, pero cuando llegan a la Calle Taylor ven que todos los comerciantes están en la calle, algo soliviantados. Al frente de ellos está Miller, el frutero. Haciedno un par de preguntas descubren dónde vive; se trata de un apartamento enfrente de la frutería. Perro Loco va allí y se encuentra a la mujer del frutero y al hijo de ambos. Apunta a la mujer de Miller y la ata a una silla. Sale de la casa llevándose una foto familiar, se reúne con los demás y les cuenta lo que ha preparado, para a continuación regresar al apartamento del frutero. Los demás chicos se acercan amistosos a Miller y le enseñan la foto que ha conseguido Perro Loco; el frutero alza preocupado la cabeza mirando hacia la ventana de su casa y allí ve a Perro Loco, asomado, con su hijo en brazos. Miller paga y los corrillos se disuelven.

En una de las casas de la familia Finnegan.
Esa misma tarde, Perro Loco, Buonanotte y Ojos Azules van a la Calle Wilson, territorio de los irlandeses. Entran al Finnegan’s, un pub donde no sirven cerveza (al menos no a ellos) con la intención de echar un ojo al tinglado de los irlandeses, de los que saben muy poco: que su zona de acción se circunscribe a esta calle y que controlan alguna casa de putas. Tras un par de preguntas, descubren que una de ellas está a la vuelta de la esquina, en el 3º 3ª del primero portal. Como no tienen ganas de echar una canita al aire, deciden pasar por el Panepinto’s para recoger al Labios. Aprovechan para invitar a algunos hombres de Panepinto a visitar el Dropsie’s; aceptan la invitación y lo pasan bien en el club de los muchachos. De hecho aseguran que volverán por allí.

A los chicos de la Avenida Dropsie se les ocurre que podrían aprovechar un día a la semana para montar timbas en su local.

El jueves Malone habla con los chicos sobre el incidente de la Calle Taylor y les dice que al parecer los ánimos se han calmado bastante y el frutero Miller está suave como un guante.Viernes noche y el Dropsie’s funciona bien. Entre los clientes hay cuatro hombres de Panepinto.

El sábado noche casi todos los miembros de la banda van al Lucciano’s. Perro Loco y Buonanotte consiguen llevar a sendas chicas a su apartamento, donde pasan un buen rato. Ojos Azules y el Afortunado hacen de anfitriones en el Dropsie’s.

El lunes los chicos se reúnen con Steiner. Deciden asaltar la lechería por la noche; allí tienen un encuentro con dos perrazos que frustra sus intenciones.

Campaña de Omertà (VI): Un mal trago

Tras cuatro años de terminar de dirigir esta minicampaña, y con motivo del regreso a la acción de los chicos de la Avenida Dropsie, retomo la narración de los dos últimos capítulos que jugamos allá por 2012. Puedes consultar todas las entradas relacionadas con esta campaña aquí.


Lunes, 18 de febrero de 1925.

Aparece una noticia en el periódico según la cual el día anterior apareció muerto un hombre que aún no ha sido identificado. No presentaba signos de violencia y lo llevaron a la morgue del Hospital de San Miguel para hacerle la autopsia. El cuerpo apareció a unas 10 manzanas de la Avda. Dropsie.

Al día siguiente, martes, Boldini hace llamar al Afortunado al Panepinto’s. Antes de salir hacia allí, habla con el resto de miembros de la banda para darles la noticia y para acordar darle algo de dinero a la señora Marconi, madre de Luca y Terremoto, a través de la sobrina de ésta, Gabriela. También hablan con Mario para que le haga algún descuento en su tienda y cosas similares.

Cuando pasa al despacho, el Afortunado ve allí a Don Panepinto, Boldini y un hombre de veintitantos años. Durante toda la conversación, el Don fuma su puro en silencio y asiente ligeramente en ocasiones. Habla Boldini:

Signore Mancini, le presento a Aldo Steiner, del Distrito Central. Se ha ofrecido a ayudarnos en il suo distrito. Por desgracia, los socios del signore Steiner han fallecido. Hai pensato que, mientras vuelve a poner en funcionamiento sus negocios, los chicos de la Avenida Dropsie podrían ayudarle en lo que necesite.

Aldo Steiner
Steiner, que habla sin atisbo de acento italiano, asiente:

Señor Mancini, es un placer conocerle. Quisiera darle las gracias, y por supuesto también al señor Panepinto y al señor Boldini, por brindarme su apoyo. Creo que dentro de muy poco podré serles de gran ayuda, pero si me necesitan para lo que sea, aquí me tienen.

Boldini explica sin entrar en mucho detalle cómo murieron los socios de Steiner ("¿Recuerda la redada del jueves?"). Tras concertar cita para dentro de dos días con los chicos de la Avenida Dropsieen el propio Panepinto’s, Steiner se despide. Boldini y Panepinto se quedan a solas con el Afortunado. Comentan la situación. Boldini no da muchos detalles, pero sí dice que a la familia Panepinto le interesa tener un contacto como él en el Distrito Central y, además, en el barrio judío. Nadie sabe de la conexión de Steiner con la familia y eso puede resultar valioso.

Ahora es cuando viene el toque de atención.

–¿Qué ocurrió el sábado por la noche en el Lucciano's? No debe volver a repetirse, ¿capici? Podéis ir allí di festa, a jugar, a beber. Tutto lo que querais. Pero no nos gustaría mucho que volvierais a formar jaleo en uno de los establecimientos de la familia. Y a ese tipo, el Labios, decidle que no se pase en una temporada; hasta que vuelva a tener la cara bene.

Cuando el Afortunado va a salir, le dice:

–Ah, lo de Steiner. No lo veas como una carga, ragazzo. Puede surgir una oportunitá de negocio. No le deis mucha información. Y cuidado en el Distrito Central, ¿ah? Moretti se mueve bastante por allí y entre otras cosas he pedido a Steiner que se encargue de sabotear alguno de sus affari. Pero no dejéis que se entusiasme: una cosa es incordiar a Moretti en sus locales y otra cosa matar a su gente. ¿Ai capito?

Al regresar al barrio, el Afortunado se entera de que Gabriela Marconi ha rechazado el dinero de la banda. De hecho, la propia señora Marconi se ha enterado y, en plena calle, les tira el dinero a la cara: “¡No queremos vuestro sucio dinero, asesinos!”.

Al día siguiente aparece un nuevo muerto en las mismas circunstancias que los anteriores. El cadáver ha sido trasladado a la morgue. El Afortunado va allí para ver el cuerpo y el encargado, el Dr. Willoughby, le enseña los dos cuerpos (el que apareció el domingo y éste del miércoles).

El jueves es un día atareado. Los chicos de la Avenida Dropsie ofrecen a la modesta banda de la calle Taylor que se unan a su organización. Milo Ricci, el cabecilla, se compromete a darles una respuesta en los próximos días; también se ofrece a conseguir a Buonanotte el puño americano que anda buscando. A continuación se dirigen al Panepinto’s, donde se han citado con Steiner. Éste les expone su plan: van a ir a destrozar uno de los negocios que paga por protección a la familia Moretti. Se trata de una zapatería del Distrito Central. Llegan al lugar en cuestión y revientan el local sin ningún contratiempo; Steiner coge el dinero de la caja. Mientras se alejan del lugar, Steiner les cita para el lunes por la mañana para ir a reventar una lechería que hay en las afueras y que también paga a Moretti por protección.

Los chicos de la Avenida Dropsie ven bien que Steiner coja el dinero de los negocios que ataquen, pero quieren su parte. Steiner les explica que necesita todo el dinero que pueda reunir para empezar a funcionar por su cuenta, así que llegan al siguiente acuerdo: los chicos de la Avenida Dropsie se quedarán con el 15% de lo que saquen en cada asalto, y además recibirán el 15% del negocio de Steiner durante los seis primeros meses desde su puesta en funcionamiento.


Cuando se separan, Perro Loco y el Labios deciden seguir a Steiner para ver si trama algo. Yendo tras el judío llegan a la zona industrial del Distrito Jurídico y ven cómo Steiner entra en un pequeño almacén que usa como escondite.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Campaña de Omertà (V): El cofre del tesoro

Puedes consultar todas las entradas relacionadas con esta campaña pulsando aquí.

Adelanto que las Jornadas Ludo Ergo Sum están al caer, con lo que quizá tarde algo en publicar la siguiente entrada de esta campaña. 

Sin más preámbulos, al lío con la segunda aventura.
 
Viernes, 15 de febrero de 1925.

Vincenzo el Afortunado se dirige a desayunar al bar de Ojos Azules cuando le aborda Joe, el dueño del taller. Al parecer Michele Amalfi, un oficinista que vive en el barrio, le debe 75$ de una reparación que hizo en su coche. Si no cobra esa deuda no podrá pagar el martes a la banda, como viene siendo habitual. Vincenzo toma nota y cuando se despide Joe le dice que alguien de aspecto serio está preguntando por la banda.

En el bar se reúnen todos, excepto Andrew el Dandy, que está trabajando en el muelle. Bounanotte llega poco después, tras ir y volver corriendo del Oak Park. Un tipo de aspecto serio entra en el bar. Lo reconocen con facilidad: se trata de Piero, uno de los hombres de Panepinto. Se acerca a su mesa y les dice que el jefe quiere verles. Allá van el Afortunado, el Labios y Perro Loco.

Boldini se entrevista en la trastienda del Panepinto's Bar con el Afortunado y le enseña la notica del periódico: parece que hay perdido por ahí un alijo de licor que ya no tiene dueño. Si la banda lo encuentra, podría ser una manera económica y rápida de inaugurar su propio negocio. Mientras Vincenzo habla con Boldini, el Labios habla con Piero y se entera de cuándo se montan las partidas de poker en la trastienda.

De vuelta al barrio, la señora Marconi, madre de Luca (cumpliendo cadena perpetua) y de Franky (enterrado por sus amigos en una cuneta), increpa a la banda en mitad de la calle. Les grita: quiere saber dónde está Franky. Llega a llamarles asesinos. Mario aparece y procura tranquilizar a la mujer; invita a entrar a Vincenzo a la tienda y allí le dice que tenga cuidad, que no se mezcle con familias mafiosas y que piensen en sus madres; pueden permanecer en el barrio y estar a salvo: no hace falta que se busquen la vida (y los problemas) más allá de la Avda. Dropsie.

La banda se reúne en el bar de Ojos Azules y ponen sobre la mesa la información. Perro Loco ha leído en uno de los periódicos de la ciudad la noticia de la redada y la insinuación de que la acción ocurrió extremadamente cerca de la Cervecería Moretti. Se reparten las tareas: Perro Loco y el Labios irán a echar un vistazo a la zona industrial del distrito jurídico, mientras que el Afortunado, Buonanotte y el Dandy visitarán a Michele Amalfi para que pague lo que debe a Joe. Tras un breve forcejeo y un portazo que rompe la nariz a Amalfi, éste se compromete a pagar la deuda que tiene con Joe. Como garantía, el Afortunado se lleva las llaves de su coche.

El Labios y Perro Loco deciden ir en taxi hasta el distrito jurídico. Cuando van a coger uno, una pareja joven se lo roba en sus narices. En un momento de tensión, el joven enseña una placa de policía y logra acobardar a nuestros amigos. Sin embargo, el Labios memoriza el número de placa para ajustar cuentas con él cuando se presente la ocasión.

Tras el viaje en taxi, en el que no pueden faltar los chismorreos, apalabran con el chofer que vuelva a recogerlos en un par de horas. En ese tiempo deberán echan un vistazo por los aledaños de la Cervecería Moretti.

En realidad, el Labios se esconde por allí, en una zona de sombra y cruza los dedos para que el coche de policía que aminora la marcha no se pare para identificarle; parece tener suerte). Mientras, Perro Loco consigue encontrar charcos de sangre seca que inmediatamente asocia con el tiroteo de la redada. Tras abrir con las ganzúas la puerta de uno de los locales, encuentra en su interior unas 20 cajas que en su interior tienen botellas de whisky. Se reúne con el Labios, le cuenta lo que ha encontrado y regresa en taxi al barrio para informar a los demás mientras el Labios se queda allí.

La banda se organiza rápidamente. Todos los hombres se movilizan y piden prestada la furgoneta a Guido, un repartidor de periódicos que vive en el barrio. Dos coches (el que la banda robó a los Moretti y el que Amalfi dejó como garantía de su deuda) y la furgoneta se dirigen llenos de gente a eso de la 1 de la noche hacia el distrito jurídico. Recogen al Labios, que está tiritando de frío, y cargan la furgoneta con las cajas de whisky (que al final son 24). La tarea está terminada en 10 minutos. Cuando la caravana se aleja, un par de miembros de la banda echan un vistazo a las ventanas de la Cervecería Moretti y creen ver allí una silueta de hombre que, si realmente es una persona, es muy probable que haya visto toda la operación.

Al día siguiente la banda limpia y vacía el almacén del bar de Ojos Azules, que es donde guardan el licor. Reciben la visita del agente Mallone, que deposita sonriente un vaso vacío en la mesa pidiendo su parte del negocio

Va a ser complicado montar todo el negocio en la trastienda, por lo que buscan alguien que les eche una mano para almacenar las cajas. Acuden en primer lugar a ver a Tony, pues saben que algún tejemaneje se trae con los Panepinto. Tony se ofende con la propuesta y se cierra en banda. En privado, le dice a Buonanotte que más le vale tener cuidado con lo que hace o le dará una patada en el culo.

El problema del almacenamiento resulta ser más serio de lo que parece. Tienen suerte, no obstante, ya que hacen algunas preguntas y descubren que el local que está justo detrás del bar de Ojos Azules está disponible y deciden alquilarlo (por un precio irrisorio, todo hay que decirlo) para montar allí el negocio.

El Afortunado va a ver a Boldini para comentarle cómo ha ido la cosa. El mafioso toma nota del momento en que podrá empezar a cobrar su comisión del negocio de la banda.

Para celebrar que les ha cambiado la suerte, los personajes deciden visitar el Lucciano's, un club de mala fama que está en el distrito portuario. Todos toman alcohol y ligotean, excepto el Labios, que consigue que le permitan pasar a la sala de juego, que está detrás del escenario. Gana unas cuantas manos y sale contento con un buen fajo de billetes en el bolsillo. Ahora lo que falta es ligarse a alguna flapper... Se sienta en una mesa donde hay una joven sola; no parece interesarse mucho en el Labios. El acompañante de la chica aparece y él y el Labios acaban a puñetazos. La gente se aparta y unos matones aparecen de distintas partes del local y sacan a los dos gallitos al callejón, donde les dan unos cuantos sopapos.

El Dandy baila con una chica guapa, el Afortunado se deja embaucar por una profesional y Buonanotte y Perro Loco charlan animadamente con una pareja de jovencitas cuando la pelea se desencadena. Al ver que se llevan a su amigo, se disculpan y salen con calma por la puerta principal, desde donde corren al callejón. El labios se ha llevado unos buenos puñetazos; el otro gallito está allí tirado. Las buenas palabras hacen que los matones dejen la paliza, no sin antes advertir a ambos tipos problemáticos que su cara no es bienvenida allí y que la próxima la cosa no será tan amable.

Vincenzo acaba pagando 5 $ y duerme en caliente. Buonanotte deja al Labios (que también está caliente) en su casa y va para la suya, donde le espera Perro Loco (comparten piso) con las dos jovencitas. Éstas piden algo de beber... y Perro Loco tiene que despertar a Ojos Azules para que le deje las llaves del almacén.

Tras una noche en la que todos han triunfado, cada uno a su manera, amanece el domingo. Se reúnen en el Ojos Azules (el Labios no: está descansando en casa) para tomar un café y asisten juntos a misa de 11:00.